Sinopsis:
“«Sé lo que has hecho». Este mensaje, encontrado en el bolsillo del pantalón de Alaska Sanders, cuyo cadáver apareció el 3 de abril de 1999 al borde del lago de Mount Pleasant, una pequeña localidad de New Hampshire, es la clave de la nueva y apasionante investigación que, once años después de poner entre rejas a sus presuntos culpables, vuelve a reunir al escritor Marcus Goldman y el sargento Perry Gahalowood. En esta ocasión contarán con la inestimable ayuda de una joven agente de policía, Lauren Donovan, empeñada en resolver la trama de secretos que se esconde tras el caso. A medida que irán descubriendo quién era realmente Alaska Sanders, resurgirán los fantasmas del pasado, y entre ellos, especialmente, el de Harry Quebert.”
Estimados lectores,
Hoy regreso con la reseña del último libro de uno de mis autores
favoritos. De él ya he hecho reseñas anteriormente y su escritura sigue siendo
tan impactante como en sus demás libros. Nunca voy a dudar en recomendarlo
porque es que la forma de escribir de este hombre es increíble. De verdad, si a
usted le gusta la novela policiaca, Joël Dicker es un must en su
librero.
Respecto del libro, debo empezar diciendo que su narrador es
alguien con quien ya nos hemos familiarizado: el escritor Marcus Goldman. Si,
amigo lector, es el mismo del libro de Harry Quebert y, evidentemente, el autor
durante toda la novela nos hace guiños a las historias que nos ha contado y, en
especial, a dos: La verdad sobre el caso Harry Quebert y el libro de los
Baltimore, por lo que es estar en una especie de multiverso de los libros de
Joël Dicker jaja. No obstante, la historia de este libro tiene vida propia.
Como se indica en la sinopsis, la historia gira alrededor de la
muerte de Alaska Sanders, una jovencita que fue encontrada muerta a la orilla
de un lago. Evidentemente, si es una novela policiaca, pues trata de, mas o
menos, toda la investigación que se hizo en su momento para lograr esclarecer
el crimen que azotó al pequeño pueblito en donde nunca pasa nada. En su
momento, los sospechosos confesaron, fueron enjuiciados y encontrados
culpables. Pero la premisa con la que partimos es que, once años después, al
parecer, los condenados por el asesinato de Alaska, en realidad no son tan
culpables como quisieron hacerlos ver. Y, en este sentido, estamos frente a un
crimen casi, casi perfecto.
Y de esta forma es como, en compañía de Marcus Goldman y de su amigo,
el sargento Perry Gahalowood, empezamos una nueva investigación que, poco a
poco, va dejando al descubierto muchos secretos y situaciones que en 1999 no
fueron tenidas en cuenta y nos vamos dando cuenta de que las cosas no siempre
son lo que parecen. Y así nuestros dos protagonistas continúan en la búsqueda
de su verdad y de hacer justicia.
¿Qué puedo decirles del libro? Es excelente. Como siempre, la
escritura de Joël Dicker nos da giros demasiado inesperados, yo nunca los veía
venir, por lo que la novela se me hizo demasiado entretenida y fácil de leer, a
pesar de sus 586 páginas. En realidad, como le dije a mi pareja: este man jamás
decepciona. Su ritmo para escribir sigue siendo tan atrapador como en sus libros
más aclamados. La forma en que uno va descubriendo que nunca se tuvieron en
cuenta detalles trascendentales, son cosas que hacen que siga pensando que
Dicker no tiene mucho que envidiarle a Stieg Larsson. Pero ya saben, es mi
opinión.
Al final de libro, nunca sabremos si Marcus Goldman encontró su
vida y su redención o si se deberá seguir esforzando para encontrarla. Lo que
si les digo es que el culpable es el que menos esperamos y que yo quedé fría al
ver como todo terminó resultando.
Si usted llegó hasta este momento, le agradezco mucho por leerme.
Y espero que, de alguna manera, haya aportado a su lista de lectura.
Le envío un fuerte abrazo y nos leemos en una próxima ocasión.
Ju.