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viernes, 19 de junio de 2015

La noche en que Frankenstein leyó el Quijote



Sinopsis:

“¿Quién escribió las obras de Shakespeare? ¿Qué libro perseguía el KGB? ¿Qué novela ocultó Hitler? ¿Quién pensó en el orden alfabético para organizar los libros? ¿Qué autor burló al índice de libros prohibidos de la inquisición?  Estos y otros enigmas literarios encuentran respuesta en las páginas de La noche en que Frankenstein leyó el Quijote, un viaje en el tiempo por la historia de la literatura universal de la mano de Santiago Posteguillo, uno de los novelistas históricos más reconocidos por la crítica y el público de los últimos años, Y un profesor de literatura… poco convencional”

Santiago Posteguillo es un escrito español. No conozco mucho de él, este es el primer libro de este señor que me atrevo a leer. Según su página web es un filólogo, lingüista y doctor de la Universidad de Valencia. En este momento es profesor de literatura inglesa en la Universidad Jaume I de Castellón.

Siendo muy sincera, este libro lo adquirí en el año 2012 con unas expectativas muy, MUY altas. Desafortunadamente no leí completamente la sinopsis y, la verdad, es que me imaginé un libro completamente diferente al que me encontré. Fue por esa razón que me aburrí y lo dejé dentro de mi biblioteca por casi 3 años sin siquiera considerar tocarlo nuevamente. Realmente en ese momento me arrepentí de haber invertido "tan mal mi dinero"

Este ejemplar trae una serie de historias, de narraciones que hace el autor, acerca de “La historia secreta de los libros”. Es un texto lleno de las curiosidades que han tenido algunos libros y algunos escritores a lo largo de la historia y que, probablemente, mucha gente no sabe.

Una de las cosas que me motivó a comprar el libro fue su nombre, ¿la razón? Desde que conocí “el ingenioso hidalgo de Don Quijote de la Mancha” me declaré su fan absoluta. El título del libro cautiva a cualquier persona amante de los libros y, además de eso, la portada captura la atención de las personas, aun cuando no les guste leer mucho.

Pero ¿qué fue lo que pasó para darle una nueva oportunidad al libro que había arrumado ya por años?
En realidad fueron dos factores: El primero, precisamente fue el hecho de que ya hubiera pasado tanto, tanto tiempo. Estaba organizando mis libros y lo vi asomarse de repente frente a mí, así que decidí tomarlo y ponerlo en el montón de libros para leer (que en verdad no son tantos). Días después di con un canal de YouTube llamado Las palabras de Fa (Les recomiendo el canal) en el que “Fa” recomendaba arduamente la lectura de este libro y al cual describió de forma perfecta aduciendo que era un conjunto de CHISMES LITERARIOS.

Y así, con todo y la duda que me generaba empezar nuevamente con un libro que en realidad no me había gustado ni cinco, empecé a leerlo nuevamente. Y confesándome frente a usted, lector, es algo de lo que no me arrepentiré jamás. Me arrepiento de haberlo dejado arrumado por tanto tiempo. Es un libro muy interesante que, además de “chismosear” con su lector, llega a unas conclusiones que muchas veces lo dejan a uno sin aire.

En esta oportunidad me demoré menos de una semana en leerlo porque es un libro sencillo, es fluido y muy fácil de digerir. Está escrito justamente como un chisme, pero con bases sólidas y se ve que el autor se esforzó haciendo su investigación. El texto tiene 20 capítulos de dos, tres y, máximo, cuatro hojas por cada uno de ellos. Tengo muchas historias favoritas y las hay para todos los gustos.

El libro me gustó mucho, a fin de cuentas y declaro absolutamente revocada mi opinión anterior acerca de él. Lo recomiendo MUCHÍSIMO. Así sea solo por alardear con sus conocidos, contar historias de los autores favoritos de sus familiares o amigos o por, sencillamente, conocer un poco más de la historia que efectivamente se esconde detrás de algunos de los ejemplares más famosos de todos los tiempos.

Por último, quiero compartir con quien lea esta entrada, una cita de uno de los capítulos que más me gustó del libro, el cual se llama justamente como el libro: “La noche en que Frankenstein leyó el Quijote”. Es la conclusión del autor y expresa cosas que yo siento por el libro de Cervantes y pensamientos que comparto con Santiago; Y dice lo siguiente:

“Conclusión: si Mary Shelley aprendió español para poder no ya leer sino degustar el Quijote, ¿No deberíamos todos los que ya tenemos la fortuna de saber español encontrar algún momento de nuestra vida para zambullirnos, aunque solo sea un rato, en alguno de los maravillosos relatos que pueblan la irrepetible historia del maravilloso Don Quijote? Y pronto, antes de que los programas informáticos decidan que ya no debemos leerlo; o para ser más justo, antes de que quienes programan los programas informáticos decidan que ya no debemos leerlo”


Usted y yo, señor lector, nos leemos en una próxima entrada.

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