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martes, 16 de junio de 2015

Las reputaciones


                  
Sinopsis:

“Javier Mallarino es una leyenda viva. Es el caricaturista político más influyente del país ‘un hombre capaz de causar una revocación de una ley, trastornar el fallo de un magistrado, tumbar a un alcalde o amenazar gravemente la estabilidad de un ministerio, y eso con las únicas armas del papel y la tinta china’. Los políticos le temen y el gobierno le hace homenajes. A sus sesenta y cinco años, después de cuatro décadas de brillante carrera, puede decir que tiene el país a sus pies. Pero todo eso cambiará cuando reciba la visita inesperada de una mujer. Tras remontarse con ella al recuerdo de una noche ya remota, Mallarino se verá obligado a revaluar toda su vida, a poner en entredicho su posición en este mundo.”

El autor del libro, Juan Gabriel Vásquez, es colombiano y puedo decir que, hasta el momento, es mi autor nacional favorito. Lo conocí por casualidad, cuando en medio de esas noticias de entretenimiento de la emisión de medio día cuando de repente deciden hacer recomendaciones literarias, escuché uno de sus libros: Los informantes (supongo que más adelante comentaré sobre este libro que realmente me encantó).

Para seguir con la misma línea de la entrada anterior, Juan Gabriel Vásquez también es abogado de profesión (es entendible mi admiración porque también estudio Derecho). Estudió, según entiendo, en la Universidad del Rosario y decidió salir del país apenas terminó su carrera. También era columnista del diario El Espectador, pero lo dejó hace ya casi un año, y ha tenido grandes reconocimientos a nivel nacional e internacional (ojalá algún día sea él quien lea esto :B)

Dejando de lado mi admiración por el autor, doy paso a la reseña que les hago del último libro que publicó en 2013.

El libro inicia con su protagonista, Javier Mallarino, sentado frente al Parque Santander, muy reconocido para los colombianos y, más aun, para los bogotanos. Es un parque ubicado en el centro de la ciudad que se caracteriza (o caracterizaba) por tener un espacio especial para las personas que quisieran embolarse los zapatos.

La historia se desarrolla de una manera diversa, dando saltos en el tiempo y haciendo una serie de combinaciones entre el pasado y el presente que puede llegar a ser confuso si uno no tiene claridad en los sucesos.

Tal y como lo señala la sinopsis, habla de un caricaturista muy reconocido que, hablando coloquialmente, no desaprovecha la papaya que le da la “farándula criolla” y la “crema innata” del país, que casualmente es quien decide condecorar a nuestro protagonista por su labor. Empezando el libro nos presentan a Mallarino yendo a su propio reconocimiento por su arduo trabajo como crítico social, pero este personaje es de esos ¿medio asociales? Que lo último que quieren es llamar la atención.

Entre saltos en el tiempo, se nos cuenta la historia de cómo empezó Mallarino a ser caricaturista, cómo quería ser pintor y una serie de acontecimientos de su vida que nos permite entender el desarrollo del personaje y sucesos que van surgiendo a medida que se va leyendo el libro.
Todo está bien hasta que aparece Samanta Leal. Es una joven, de más o menos 28 años, que llega de la nada a la casa de Javier, mintiendo descaradamente y aduciendo que la admiración que siente por él es infinita.

La aparición de Samanta, tan repentina, da inicio a la historia en la que se centra el libro. Sí, es cierto que nuestro protagonista es Mallarino, sin embargo no todo gira en torno a él. Como lo dice la sinopsis, la llegada de esta mujer hace que Mallarino decida reconsiderar su vida y su trabajo.

El libro muestra la influencia que pueden llegar a tener los medios masivos de comunicación en un país donde es muy fácil decirle a la gente que pensar. Y también muestra la facilidad que tiene una persona bien ubicada y con los contactos adecuados para salvar o destruir una vida, una reputación.

El libro, personalmente, me encantó. Es un libro pequeño, corto, tiene 137 páginas y en realidad se lee muy fácil y rápido. Además, Juan Gabriel siempre ha sabido cómo combinar el Derecho y la literatura y sus tintes de abogado se ven reflejados en sus libros; es una de las cosas que más disfruto… Sobre todo porque las entiendo y me gusta pensar que las pone ahí adrede para que quien entienda mínimamente de Derecho, pueda reír con él.

El libro es una crítica cruda y muy buena, reitero, a la influencia en las opiniones de las personas que leen, escuchan o ven las diferentes fuentes de información del país y del mundo. Y se hace necesario tomar todo con calma, fundamentar los prejuicios (si es que se tienen) y no juzgar porque sí, y tener cuidado con todo lo que se dice, lo que se piensa… porque, de cualquier forma, uno puede estar realmente destruyendo la vida de alguien sin saberlo, aun cuando ese “alguien” se lo merezca o no.

Lo recomiendo mucho, espero que quien me lea, lo lea y… no siendo más, nos leemos en una próxima ocasión.




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